“En Úbeda, Baeza, Beas de Segura y sus alrededores rodamos durante una semana. Y allí, en un paraje espléndido rodamos, improvisándola, la escena que más me gusta de la serie. Aquella en que Teresa, a los 60 años y cansada, oliendo un manojillo de hierbas del campo, parece haber llegado a un paraíso del que no se quiere mover”.

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